jueves, 3 de mayo de 2012

Epílogo 

1442 

a las noches de pesadilla le sucedían días infernales. 

de" la casa de la loca", como ya llamaban sus vecinos al hogar de Azalía, solo salían gritos escalofriantes, aullidos aterradores. 

El espectro del viejo Sholomón, con la cabeza sangrante y el del rubio flamenco cubierto de pústulas purulentas se turnaban para atormentar la fragil psique de azalía. 

Ni de noche ni de día daban descanso a la mujer. 

Desde que dio a luz a su hija las visitas de estos espectros se hicieron continuas. Azalía trataba de huir de ellos, pero era imposible. Avanzaban hacia ella sin ninguna tregua culpándola de sus tristes destinos. 

Una noche, La hebrea no pudo soportarlo más y con la razón totalmente desquiciada, cogió a la niña, a la que hacía responsable de todos sus males, abandonó la casa de la aljama, adentrándose en la Sierra de María, como se llama el monte Bilbilitano, para nunca más volver. 

Allí, en la espesura del bosque, se deshizo Azalía de sus fantasmas, y por eso jamás volvió a la civilización. 

Allí educo a su hija, a la que jamás mostró aprecio ni cariño, aunque de alguna manera protegió, haciéndola creer su nieta, y apartándola de sus raíces hebreas, enseñándola a leer y a comportarse, preparándola, quizá para que Ardelia, un día fuera la mujer libre, fuerte y feliz que ella jamás había conseguido ser.

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